Mi Experiencia en el Templo, Por un Ex Obrero del Templo Mormón

Interesantes revelaciones de un ex obrero del templo mormón donde se ponen de manifiesto las tácticas de los líderes mormones para mantener sus templos en funcionamiento y dar así una apariencia de fortaleza y crecimiento. Además, se deja claro que el templo mormón no es precisamente el lugar a donde algún Dios bajaría.


Esta historia es de un exmormon que sirvió como obrero en el templo Mormón de Manti. Me pidió que lo dejara disponible aquí. 

Por un ex obrero de templo 

Serví como obrero del velo por un año mientras estaba en BYU. Todos los días antes de que comenzara nuestro cambio, teníamos una breve reunión de instrucción y luego se alzaba una pequeña cartulina con los nombres de ese "día"; un nombre femenino y uno masculino. Creo que hay cerca de 50 nombres para cada sexo que se van rotando. Los nombres masculinos son casi todos bíblicos en buena medida además de Hyrum. Puesto que hay menos nombres femeninos en las escrituras, se usan más nombres de mormonas tempranas como Emma. Si el primer nombre del iniciado o patrón tiene el mismo nombre de ese día, su nuevo nombre por defecto será Adán o Eva; Esto asegura que el "nuevo nombre" de todo el mundo no sea el mismo que su "nombre propio."

Mi esposa y yo trabajamos durante dos años en el templo mormón de Manti, Utah. Es uno de los templos en donde la ceremonia es lo que ellos llaman "en vivo", es decir, a diferencia de otros templos, gran parte del drama es presentado por un show en movimiento, en Manti no existe una película. Todo se hace en persona por hombres y mujeres que han sido nombrados y apartados como obreros del templo.

Como mormón, llegué a creer que el templo se suponía que era el lugar más sagrado de la tierra, un lugar donde Dios moraba.

Cuando empecé a trabajar como obrero del templo estuve muy emocionado al aceptar el llamamiento. Durante toda mi vida en la iglesia mormona me dijeron, y yo lo creía, que el templo era el lugar más sagrado sobre la tierra y que en el templo se podía estar más cerca de Dios que en cualquier otro lugar. Me dijeron que esta era su casa. También me enseñaron que el adversario - es decir, Lucifer - no podía habitar en este lugar santo. Fui enseñado por mis amigos y líderes mormones a creer.

El primer día que empecé a servir en el templo, me sorprendió mucho el conflicto que vi entre el presidente del templo y su esposa, ya que trataban sus asuntos personales en el templo. Habían resentimientos, discusiones, peleas, celos, malos sentimientos de ambos lados y malas palabras que yo no usaría con mi propia familia. Muchos de los otros obreros del templo no estaban contentos en absoluto con el liderazgo del templo. Parecía como si yo estuviera siendo colocado en un hogar disfuncional del que no podía salir. A medida que pasaba el tiempo se puso peor y peor hasta que finalmente la presidencia fue cambiada. Pensé que podría ser mejor entonces, pero aparecieron otros problemas.

En este momento también estaba sirviendo en el Obispado y tenía tantos problemas en el templo como los que teníamos en nuestro barrio.

Yo había servido allí durante un año, cuando me llamaron a la posición de asistente del supervisor durante nuestro turno. Eso requería más reuniones y más responsabilidades. Una de mis tareas a veces era recoger las etiquetas de los nombres usados ​​que los asistentes llevaban con el nombre de la persona muerta para los que iban al templo a hacer ordenanzas vicarias. Estas etiquetas contienen el nombre de la persona muerta, para que los obreros del templo puedan leer el nombre en la etiqueta cuando sea necesario en varios momentos de la ceremonia. Quería devolver las etiquetas de identificación utilizadas a la oficina del templo, pero luego me encontré con que los mismos nombres fueron utilizados un segundo día, y para mi sorpresa se utilizaron los mismos nombres un tercer día. Pensé, ¿Qué está sucediendo aquí? ¿Por qué utilizan los mismos nombres durante tres días seguidos? Le pregunté a mi supervisor sobre ello y me dijo que siempre utilizan los nombres de todas las personas sometidas a la obra del templo durante esos tres días consecutivos, y luego son enviados a otro templo y vuelven a usarse de la misma manera y así sucesivamente y sucesivamente. Pensé que esto era muy extraño. Era como si no tuvieran suficientes nombres para que los asistentes usaran nombres diferentes cada día. ¿Por qué harían perder el tiempo de cada miembro al pasar por el templo por la misma persona fallecida durante tres días seguidos, cuando la ceremonia ya había sido hecha por esa persona la primera vez?

La siguiente preocupación que tuve fue acerca de la asistencia a cada sesión de templo. Sólo de tres a quince miembros de la iglesia estaban pasando por cada sesión cada hora del día, apenas lo suficiente para hacer que valiera la pena incluso mantener el templo abierto. Los sábados eran los únicos días que teníamos sesiones completas, con alrededor de 125 miembros de la iglesia por sesión. La dirección de la iglesia estaba muy preocupada por la asistencia al templo. ¿Por qué no se estaban recibiendo miembros en el templo? Este era un problema grave en toda la iglesia. Se determinó que una de las principales razones de la escasa asistencia eran las ceremonias en sí, parte de las cuales eran muy ofensivas para algunos asistentes. Por lo que convenientemente fueron retiradas y cambiadas algunas de las partes más ofensivas de la ceremonia, para tratar de aumentar la asistencia.

También querían reducir el tiempo que se tardaban en realizar una sesión del templo. Los asistentes no estaban satisfechos con la cantidad de tiempo que se gastaban en ir al templo, así que los líderes consideraron que si se reducía el tiempo quizás más miembros asistirían. Ellos ya habían recortado la ceremonia varias veces desde su versión original de ocho horas de principios de los 1900 a cuatro sesiones de una hora a mediados de los 1900, luego a dos horas y media por sesión, alrededor de 1970, a una hora y cuarenta y cinco minutos por sesión en 1990. Las sesiones comenzaban a las 7:30 a.m. y se llevaban a cabo cada hora hasta las 9:30 p.m.

Al parecer, el profeta estaba tan preocupado por la asistencia y los números que envió un boletín a todos los templos pidiendo ayuda para tratar de averiguar qué hacer para aumentar la asistencia al templo. Así que la dirección del templo convocó a reuniones donde pidió sugerencias en cuanto a cómo conseguir que los miembros asistieran al templo. Se decidió que se pediría a cada barrio que enviara al menos a 15 o más parejas que asistieran al templo todos los días. Eso era una broma, ¿trataban de conseguir que más miembros asistieran o solo hacían una demostración? Parecía que la iglesia estaba más preocupada por los números que por los sentimientos personales y porn hacer que valiera la pena para los asistentes y obreros del templo, que estaban dando su tiempo libre para trabajar en las sesiones diarias. Incluso sugirieron que ciertas parejas fueran llamadas a una misión de un año sólo para servir como patrones para llevar a cabo sesiones del templo. Lo intentaron todo. De todos modos, la asistencia al templo era y había sido durante varios años muy, muy baja.

Después de servir y pasar por sesiones de aprendizaje y la ceremonia del templo me preguntaba por qué alguien querría asistir a la ceremonia del templo. La mayoría de las personas que habían pasado por más de dos veces pensaban que era aburrida, la mayoría de la gente iba a dormir durante las sesiones, o no prestaban atención. Ir al templo por primera vez a menudo se sentía muy incómodo, pero como todos actuaban como si fuera sagrado e importante, sólo pensaban que había algo mal con ellos mismos. Se les dijo que volvieran a menudo y luego iban a entender mejor lo que la ceremonia les estaba enseñando. Creo que la mayoría de los novatos quedaban asustados y asombrados por causa de su espantosa experiencia.

Cuando asistí a otro templo en otra ciudad vi que tenían un cartel en el vestíbulo pidiendo voluntarios para trabajar en el templo. El cartel estuvo publicado durante un año y aún puede estar incluso hoy en día. Eso fue en una ciudad con una población mormona del 75%, y con muchas parejas de jubilados. Siempre me he preguntado por qué era un problema lograr que los miembros de la iglesia asistieran al templo. No había ningún interés. Mientras servía en dos obispados durante un período de cinco años, siempre fue un problema serio conseguir que los miembros de la iglesia asistieran al templo, aunque fuera incluso una vez cada dos meses, y los líderes de la iglesia sugieren que uno debe asistir por lo menos semanalmente.

Los cambios en la ceremonia del templo han sido muy drásticos ya que la ceremonia del templo original fue instituida por José Smith. Uno de esos cambios implicó algo que realmente me molestó, que fue retirado en alrededor de 1927. Era una parte de la ceremonia del templo hasta esa fecha, llamada la LEY DE LA VENGANZA. A los patrones del templo se les decía que se pusieran de pie y levantaran el brazo derecho en forma de escuadra y se les decía: "Ustedes y cada uno de ustedes prometen solemnemente y juran que van a orar, y nunca dejar de orar, y no dejarán de importunar al más alto cielo para vengar la sangre de los profetas en esta nación, y que van a enseñar esto a sus hijos y a los hijos de sus hijos hasta la tercera y cuarta generación. Todos inclinen la cabeza y digan sí". ¿Suena esto como una iglesia cristiana si no hay espacio para el perdón?. Este juramento fue una de las principales razones por las que 125 personas - hombres, mujeres y niños - fueron asesinados (en su mayoría con disparos de gracia en la cabeza) por miembros de la Iglesia Mormona en 1857. Y entonces la iglesia trató de encubrirlo y echarle la culpa a la Indígenas. Estos asesinatos horribles en el sur de Utah fueron más tarde conocidos como la Masacre de Mountain Meadows. Los participantes que hicieron la matanza recibieron la orden de los líderes de la iglesia local de "cumplir con su deber".... y ese deber era disparar y matar a los hombres, mujeres y niños mayores de siete años de edad, para que no quedaran testigos. Se les ordenó que vengaran la muerte de los profetas.

He descubierto que el templo Mormón no es en absoluto como me habían enseñado a creer que era. La ceremonia del templo fue una de las principales razones por las que salí de la iglesia mormona. Pronto me di cuenta de que la iglesia mormona no era la iglesia que me habían dicho que era o que yo pensaba que era. Ciertamente no era la iglesia de Dios como me habían dicho.

Muchos de los que llegaron al templo nunca quisieron volver. Fue una experiencia muy deprimente y repugnante para mí y mi esposa, sobre todo si uno cree que fue diseñada por Dios. Me avergoncé de haber servido allí después que me enteré de la verdad. Me di cuenta de que yo no podía servir a un Dios que era tan cambiante, violento y engañoso.

La ceremonia del templo utilizada en la Iglesia Mormona fue copiada de la orden masónica a la que José Smith pertenecía, al igual que otros miembros de su familia. Si usted lee la ceremonia del templo masón le resultará casi idéntica.

Me alegro de haber dejado la Iglesia Mormona cuando lo hice después de treinta y cinco años de servicio dedicado. Realmente lo llamo "el encarcelamiento de la mente y el cuerpo". Ahora somos libres para disfrutar el resto de nuestras vidas en paz. Gracias a Dios por abrir mi mente a los engaños del mormonismo antes de que mi vida hubiera terminado. Espero que los miembros de la iglesia mormona puedan empezar a pensar por sí mismos, en lugar de permitir que la iglesia piense por ellos, y darse cuenta de que la iglesia mormona no es en absoluto lo que pretende ser. En mi experiencia, la iglesia mormona afirma que es una iglesia que reúne a las familias, pero en mis treinta y cinco años de experiencia he descubierto justo lo contrario: se separan más familias que las que son unidas.

La iglesia mormona afirma que tiene 11 millones de miembros [actualmente 15 millones], y la verdad es que sólo el 35-40% son activos en la religión. Me encontré y otros críticos del mormonismo también, que los miembros de la iglesia menosprecian a los demás que no son miembros, ya sea por sentirse mejores que ellos o por la idea de que no irán al cielo a menos que se hagan miembros de la iglesia mormona. Esto es en sí mismo un pecado, el juzgar a otros. Si el pueblo mormón pasara la mayor parte de su tiempo juzgándose a sí mismo y permitiera a otros a vivir su propia vida, sin juzgar a los demás, serían un mejor grupo de personas. - "Felices".

Traducción del original en Inglés MY TEMPLE EXPERIENCE por su servidor.