Es hora de que dejen de tomarse leyendas inventadas de éste tipo con propósitos proselitistas. A continuación el artículo mencionado.
El DÍA FALTANTE
¿Sabía usted que en un programa especial de la NASA en los Estados Unidos recientemente se comprobó la veracidad de un hecho en la BIBLIA en la cual se le había considerado como un mito?
El señor Harold Hill, presidente de la compañía automotora Curtis de Baltimore, Maryland y consejero del programa NASA relata el siguiente suceso:
“Una de las cosas más asombrosas que Dios ha hecho entre nosotros sucedió recientemente con nuestros astronautas y científicos de NASA en Green Belt, Estado de Maryland.
“Estaban verificando la posición del sol, la luna y los planetas para saber dónde se encontrarían dentro de cien años y en los próximos mil años. Es indispensable saber esto para poder enviar satélites al espacio y evitar que choquen con algo una vez que han entrado en órbita. Se debe proyectar la órbita en términos de la vida del satélite y saber la posición de los planetas para que no destruyan los satélites.
“Se hizo que la computadora corriera a través de los siglos y de repente se detuvo.... La computadora empezó a dar una señal roja en alerta indicando que había algún error en la información con la que había sido alimentada o con los resultados al ser comparados con las normas establecidas. Decidieron entonces llamar a la oficina de mantenimiento para revisarla; los técnicos encontraron que la computadora estaba en perfectas condiciones.
“El director de operaciones de IBM preguntó cual era el problema y para su sorpresa la respuesta fué: “Hemos encontrado que falta un día en el universo del tiempo transcurrido en la historia”.
“Empezaron a rascarse la cabeza...¡Había una respuesta! En el equipo había un cristiano que dijo:
“‘Una vez escuché en un pasaje bíblico en la iglesia que el sol se detuvo’”.
“Ellos no le creyeron, pero como no tenían ninguna respuesta le dijeron, “Muéstranos”.
“El entonces tomó su BIBLIA y leyó en el libro de Josué, algo bastante ridículo para alguien con ‘sentido común’.
“En este pasaje Dios le decía a Josué:
“‘No tengas miedo, porque los he entregado en tus manos ninguno de ellos te podrá resistir’.
“Josúe estaba preocupado porque el enemigo los había rodeado y si oscurecía, el enemigo podría derrotarlos. Entonces Josué pidió al Señor que detuviera el sol.
“Y así sucedió. Y en la Biblia dice:
“‘Y el sol se detuvo y la luna se paró... y el sol se paró en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero’.
“Los ingenieros del Programa Espacial dijeron:
El señor Harold Hill, presidente de la compañía automotora Curtis de Baltimore, Maryland y consejero del programa NASA relata el siguiente suceso:
“Una de las cosas más asombrosas que Dios ha hecho entre nosotros sucedió recientemente con nuestros astronautas y científicos de NASA en Green Belt, Estado de Maryland.
“Estaban verificando la posición del sol, la luna y los planetas para saber dónde se encontrarían dentro de cien años y en los próximos mil años. Es indispensable saber esto para poder enviar satélites al espacio y evitar que choquen con algo una vez que han entrado en órbita. Se debe proyectar la órbita en términos de la vida del satélite y saber la posición de los planetas para que no destruyan los satélites.
“Se hizo que la computadora corriera a través de los siglos y de repente se detuvo.... La computadora empezó a dar una señal roja en alerta indicando que había algún error en la información con la que había sido alimentada o con los resultados al ser comparados con las normas establecidas. Decidieron entonces llamar a la oficina de mantenimiento para revisarla; los técnicos encontraron que la computadora estaba en perfectas condiciones.
“El director de operaciones de IBM preguntó cual era el problema y para su sorpresa la respuesta fué: “Hemos encontrado que falta un día en el universo del tiempo transcurrido en la historia”.
“Empezaron a rascarse la cabeza...¡Había una respuesta! En el equipo había un cristiano que dijo:
“‘Una vez escuché en un pasaje bíblico en la iglesia que el sol se detuvo’”.
“Ellos no le creyeron, pero como no tenían ninguna respuesta le dijeron, “Muéstranos”.
“El entonces tomó su BIBLIA y leyó en el libro de Josué, algo bastante ridículo para alguien con ‘sentido común’.
“En este pasaje Dios le decía a Josué:
“‘No tengas miedo, porque los he entregado en tus manos ninguno de ellos te podrá resistir’.
“Josúe estaba preocupado porque el enemigo los había rodeado y si oscurecía, el enemigo podría derrotarlos. Entonces Josué pidió al Señor que detuviera el sol.
“Y así sucedió. Y en la Biblia dice:
“‘Y el sol se detuvo y la luna se paró... y el sol se paró en medio del cielo y no se apresuró a ponerse casi un día entero’.
“Los ingenieros del Programa Espacial dijeron:
“‘¡Ese es el día que falta!’. Rápidamente, verificaron en la computadora retrocediendo en el tiempo a la época descrita en la BIBLIA y descubrieron que se aproximaba, pero no era el lapso de tiempo exacto.
“El lapso que faltaba en la época de Josué era de 23 horas y 20 minutos, no era un día completo. Leyeron nuevamente en la BIBLIA y allí decía:
“‘CASI un día entero’ (Josué 10:13). Estas palabras en la BIBLIA son muy importantes.
“Parte del problema había sido solucionado. No obstante, faltaban 40 minutos y esto ocasionaba un gran problema. Si no aparecían esos 40 minutos, habrían grandes discrepancias en los cálculos espaciales debido a que los minutos se multiplican muchas veces en cada órbita.
“El lapso que faltaba en la época de Josué era de 23 horas y 20 minutos, no era un día completo. Leyeron nuevamente en la BIBLIA y allí decía:
“‘CASI un día entero’ (Josué 10:13). Estas palabras en la BIBLIA son muy importantes.
“Parte del problema había sido solucionado. No obstante, faltaban 40 minutos y esto ocasionaba un gran problema. Si no aparecían esos 40 minutos, habrían grandes discrepancias en los cálculos espaciales debido a que los minutos se multiplican muchas veces en cada órbita.
“Este cristiano recordó que hay un lugar en la BIBLIA donde se menciona que el sol RETROCEDIÓ. Sus compañeros le dijeron que estaba loco. Sin embargo, permitieron que les mostrara en el segundo libro de Reyes, capítulo 20: 8-10, donde la Biblia narra que Ezequías, quien estaba a punto de morir, fue visitado por el profeta Isaías, el cual le dijo que no moriría.
“Ezequías no creyó y por tanto pidió una señal diciéndole Isaías: ‘¿Avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados?’... Y Ezequías respondió:
“‘Fácil cosa es que la sombra decline diez grados pero no que la sombra vuelva diez grados.
“‘Isaías invocó al Señor y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez grados que había avanzado en el reloj de sol de Ahaz.’
“Diez grados son exactamente 40 minutos.
“Ezequías no creyó y por tanto pidió una señal diciéndole Isaías: ‘¿Avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados?’... Y Ezequías respondió:
“‘Fácil cosa es que la sombra decline diez grados pero no que la sombra vuelva diez grados.
“‘Isaías invocó al Señor y el Señor hizo que la sombra retrocediera diez grados que había avanzado en el reloj de sol de Ahaz.’
“Diez grados son exactamente 40 minutos.
“23 horas y 20 minutos en Josué, más 40 minutos en Segunda de Reyes completan las 24 horas que los hombres del Programa Espacial tuvieron que añadir a la historia como el día que faltaba en el Universo.
“DEFINITIVAMENTE LA BIBLIA NO ES UN LIBRO MÁS, PORQUE DIOS MANIFIESTA NUEVAMENTE LA VERACIDAD DE SU PALABRA ESCRITA EN LA BIBLIA Y EL SEÑOR CUMPLE SUS PROMESAS,
“¿CÓMO NO HEMOS DE VIVIR EN SANTIDAD? SABIENDO QUE LA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO ESTÁ CADA VEZ MAS CERCA”.
(Fuente: http://webcatolicodejavier.org/24h.html)
Orígenes: La gente ha estado impresionada con la leyenda del “día perdido” por lo menos desde 1936, cuando la historia pasó a formar parte de la cultura popular gracias a un libro de Harry Rimmer, titulado “La Armonía de la Ciencia y la Escritura”. En su obra, Rimmer citó un libro de 1890 como prueba de los cálculos en los que se basan la historia. Los estudiosos desestimaron las afirmaciones de Rimmer diciendo que no tenían fundamento, pero a pesar de que autoridades en el campo han refutado la historia desde entonces, la leyenda continúa. De hecho, el Internet le ha dado una fuerza nueva.
Aunque la noción de que se ha perdido un día en la historia ha estado circulando durante más de un siglo, la versión citada aquí, la cual ha estado acosando a la NASA desde 1960, alcanzó preeminencia a través de los esfuerzos incansables de señor Harold Hill, que fue en efecto una persona real y el Presidente de la Curtis Engine Company. Sin embargo, él no tenía ninguna conexión real con la NASA, no era un “consultor en el programa espacial”, y no presenció los hechos descritos. El sr. Hill simplemente escuchó una leyenda de un “día perdido” que había estado circulando desde hacía muchos años, le agregó algunos detalles acerca de unos científicos de la NASA, y la repitió siempre que hablaba ante grupos escolares. Su versión de la leyenda fue incluida en diversos boletines de la iglesia y finalmente fue recogida y difundida por los medios de comunicación, y él le dedicó un capítulo entero a la leyenda en su libro de 1974, “Cómo vivir como hijo de un rey”. (Este libro le dio más credibilidad a sus conexiones tenues con la NASA—y por lo tanto a la leyenda misma— cuando dijo que estaba involucrado [en el programa espacial] desde el principio, por medio de acuerdos contractuales con mi compañía”. Pero en realidad su “participación” era simplemente que su compañía Curtis Engine tenía un contrato con la NASA para dar servicio a los generadores eléctricos.) Incluso la admisión de Hill de que él no había sido testigo de los acontecimientos que tan claramente describió no fue suficiente para disuadir a nadie de creer en la veracidad literal de su historia: “[Mi] incapacidad de proporcionar documentación sobre el incidente del ‘día perdido’ no significa que sea menos verdadera”.
La Oficina de Asuntos Públicos del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, respondió a la prevalencia de la historia ficticia de Hill emitiendo un comunicado de prensa que señaló (entre otras cosas):
“DEFINITIVAMENTE LA BIBLIA NO ES UN LIBRO MÁS, PORQUE DIOS MANIFIESTA NUEVAMENTE LA VERACIDAD DE SU PALABRA ESCRITA EN LA BIBLIA Y EL SEÑOR CUMPLE SUS PROMESAS,
“¿CÓMO NO HEMOS DE VIVIR EN SANTIDAD? SABIENDO QUE LA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO ESTÁ CADA VEZ MAS CERCA”.
(Fuente: http://webcatolicodejavier.org/24h.html)
Orígenes: La gente ha estado impresionada con la leyenda del “día perdido” por lo menos desde 1936, cuando la historia pasó a formar parte de la cultura popular gracias a un libro de Harry Rimmer, titulado “La Armonía de la Ciencia y la Escritura”. En su obra, Rimmer citó un libro de 1890 como prueba de los cálculos en los que se basan la historia. Los estudiosos desestimaron las afirmaciones de Rimmer diciendo que no tenían fundamento, pero a pesar de que autoridades en el campo han refutado la historia desde entonces, la leyenda continúa. De hecho, el Internet le ha dado una fuerza nueva.
Aunque la noción de que se ha perdido un día en la historia ha estado circulando durante más de un siglo, la versión citada aquí, la cual ha estado acosando a la NASA desde 1960, alcanzó preeminencia a través de los esfuerzos incansables de señor Harold Hill, que fue en efecto una persona real y el Presidente de la Curtis Engine Company. Sin embargo, él no tenía ninguna conexión real con la NASA, no era un “consultor en el programa espacial”, y no presenció los hechos descritos. El sr. Hill simplemente escuchó una leyenda de un “día perdido” que había estado circulando desde hacía muchos años, le agregó algunos detalles acerca de unos científicos de la NASA, y la repitió siempre que hablaba ante grupos escolares. Su versión de la leyenda fue incluida en diversos boletines de la iglesia y finalmente fue recogida y difundida por los medios de comunicación, y él le dedicó un capítulo entero a la leyenda en su libro de 1974, “Cómo vivir como hijo de un rey”. (Este libro le dio más credibilidad a sus conexiones tenues con la NASA—y por lo tanto a la leyenda misma— cuando dijo que estaba involucrado [en el programa espacial] desde el principio, por medio de acuerdos contractuales con mi compañía”. Pero en realidad su “participación” era simplemente que su compañía Curtis Engine tenía un contrato con la NASA para dar servicio a los generadores eléctricos.) Incluso la admisión de Hill de que él no había sido testigo de los acontecimientos que tan claramente describió no fue suficiente para disuadir a nadie de creer en la veracidad literal de su historia: “[Mi] incapacidad de proporcionar documentación sobre el incidente del ‘día perdido’ no significa que sea menos verdadera”.
La Oficina de Asuntos Públicos del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, respondió a la prevalencia de la historia ficticia de Hill emitiendo un comunicado de prensa que señaló (entre otras cosas):
“[Este centro] no tiene conocimiento del uso de sus computadoras de la manera descrita por el señor Harold Hill y atribuido a nuestros científicos. Goddard no usa sus computadoras para proyectar miles de años en el futuro o en el pasado, ya que esto sería irrelevante para la vida útil de los satélites, la cual rara vez supera los doce años.
“[Harold Hill] trabajó brevemente en el Centro Goddard a principios de la década de 1960 como ingeniero de planta, una posición que no lo pondría en contacto directo con nuestras instalaciones de computadoras o con los equipos que hacen los cálculos orbitales”.
Históricamente, la noción de un “día perdido” en el tiempo proviene de una combinación de dos pasajes del Antiguo Testamento. La primera es del libro de Josué y describe la defensa de Gabaón por parte de Josué de los cinco reyes de los amorreos. Con el fin de permitir a Josué que acabara con sus enemigos antes de que tuvieran la oportunidad de huir al amparo de la oscuridad, Dios proveyó luz adicional al día al hacer que el sol se detuviera en el cielo durante casi un día:
La próxima dificultad es que esta leyenda interpreta la declaración en 2 Reyes 20 cuando Dios mueve “la sombra diez grados” hacia atrás como que la sombra del sol fue movida hacia atrás diez grados angulares según pueden medirse en un dial (presumiblemente un reloj de sol). Ya que una dial es un círculo, y un círculo contiene 360 grados, mover la sombra del sol hacia atrás diez grados correspondería a repetir una treintaiseisava parte del día. Uno trigésimo sexto de un día de veinticuatro horas es de dos tercios de una hora o cuarenta minutos. ¡Voilà! El problema es que 2 Reyes 20 no dice la palabra “grado”, sino que es algo usado en ciertas traducciones al inglés. La manera en que este pasaje es interpretado en otras traducciones es más general: que la sombra del sol se movió hacia atrás diez pasos (o diez unidades o diez intervalos o diez marcas) en el “reloj de Acaz”. Puesto que no sabemos exactamente lo que era el “reloj de Acaz”, ni cuánto tiempo representaba una de sus unidades, no podemos hacer ninguna estimación real en cuanto a qué tan lejos realmente se movió el sol. (Si el reloj de Acaz tenía cuarenta marcas uniformemente espaciadas en él, por ejemplo, diez de esas unidades representaría un cuarto de un día, o seis horas).
“[Harold Hill] trabajó brevemente en el Centro Goddard a principios de la década de 1960 como ingeniero de planta, una posición que no lo pondría en contacto directo con nuestras instalaciones de computadoras o con los equipos que hacen los cálculos orbitales”.
Históricamente, la noción de un “día perdido” en el tiempo proviene de una combinación de dos pasajes del Antiguo Testamento. La primera es del libro de Josué y describe la defensa de Gabaón por parte de Josué de los cinco reyes de los amorreos. Con el fin de permitir a Josué que acabara con sus enemigos antes de que tuvieran la oportunidad de huir al amparo de la oscuridad, Dios proveyó luz adicional al día al hacer que el sol se detuviera en el cielo durante casi un día:
“10:12 Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los israelitas, Sol, detente en Gabaón; y tú, Luna, en el valle de Ajalón.
“10:13 Y el sol se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus enemigos. ¿No está escrito en el libro de Jaser? Así que el sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró en ponerse casi un día entero”.
El segundo pasaje, de 2 Reyes, describe la petición de Ezequías a Dios para que moviera el sol diez grados hacia atrás como una confirmación de su promesa de que Ezequías sería enviado al Cielo:
“20: 8 Y Ezequías dijo a Isaías: ¿Qué señal tendré de que Jehová me sanará, y que subiré a la casa de Jehová al tercer día?
“20: 9 Y dijo Isaías: Esta señal tendrás de Jehová, que Jehová hará lo que él ha dicho: ¿Avanzará la sombra diez grados o retrocederá diez grados?
“20:10 Y Ezequías respondió: Fácil cosa es que la sombra decline diez grados; pero no que la sombra vuelva atrás diez grados.
“20:11 Entonces el profeta Isaías clamó a Jehová, y él trajo la sombra diez grados atrás, por los cuales había descendido en el reloj de Acaz”.Una de las primeras cuestiones que tenemos que considerar es que la Biblia tiene miles de años de antigüedad, y que las historias que contiene nos han llegado a través de muchas narraciones orales, copias de copias, reimpresiones y traducciones. Tenemos que tener mucho cuidado con la presentación de una interpretación específica de una sola palabra o frase en español de una versión particular de la Biblia como “lo que la Biblia realmente dice”. Por lo tanto, la primera dificultad que presenta esta leyenda es que en ninguna parte de la Biblia (en el Libro de Josué o en otra parte) se declara que Dios hubiera detenido al sol 23 horas y 20 minutos. Varias traducciones usan diferente lenguaje para Josué 10:13, pero la mayoría coincide en que el sol se detuvo por algo menos de un día: “casi un día entero” o “casi un día”.No se nos dice nada más específico—“casi un día entero” también podría significar 22 horas y 48 minutos o 23 horas y 2 minutos; no tenemos forma de saberlo. (El principal medio del calcular el paso del tiempo en la época de Josué era observando el movimiento aparente de los cuerpos celestes a través del cielo con relación al observador. No es probable que algún contemporáneo de Josué podría haber registrado la cantidad de tiempo que el sol se detuvo con tal grado de precisión, y menos aún si el sol y la luna estaban fijos en el cielo, y la luz del sol impidió ver las estrellas.) Como resultado, la cifra “23 horas y 20 minutos” es seguramente una cantidad de tiempo elegida por el creador de la leyenda por razones más allá de las escrituras que vamos a explicar más adelante.
La próxima dificultad es que esta leyenda interpreta la declaración en 2 Reyes 20 cuando Dios mueve “la sombra diez grados” hacia atrás como que la sombra del sol fue movida hacia atrás diez grados angulares según pueden medirse en un dial (presumiblemente un reloj de sol). Ya que una dial es un círculo, y un círculo contiene 360 grados, mover la sombra del sol hacia atrás diez grados correspondería a repetir una treintaiseisava parte del día. Uno trigésimo sexto de un día de veinticuatro horas es de dos tercios de una hora o cuarenta minutos. ¡Voilà! El problema es que 2 Reyes 20 no dice la palabra “grado”, sino que es algo usado en ciertas traducciones al inglés. La manera en que este pasaje es interpretado en otras traducciones es más general: que la sombra del sol se movió hacia atrás diez pasos (o diez unidades o diez intervalos o diez marcas) en el “reloj de Acaz”. Puesto que no sabemos exactamente lo que era el “reloj de Acaz”, ni cuánto tiempo representaba una de sus unidades, no podemos hacer ninguna estimación real en cuanto a qué tan lejos realmente se movió el sol. (Si el reloj de Acaz tenía cuarenta marcas uniformemente espaciadas en él, por ejemplo, diez de esas unidades representaría un cuarto de un día, o seis horas).
Sólo podemos especular, pero parece probable que una vez que el autor de esta leyenda decidió interpretar 2 Reyes 20 como una pérdida de 40 minutos, él también decidió que el “casi un día entero”, descrito en Josué 10, fue un período de exactamente 23 horas y 20 minutos, de manera que las dos cantidades combinadas den exactamente un día (a pesar de que la duración del día es en realidad unas 23 horas y 56 minutos).
¿Por qué? Tal vez porque Dios está asociado con el equilibrio y la perfección, y cualquier proceso natural que aparece ordenado a menudo se le atribuye a Dios. Si los científicos descubren una evidencia de una intervención celestial en la que se “perdieron” 23 horas y 18 minutos, se podrían tomar como alguna casualidad aleatoria del cosmos, pero si el período “desaparecido” es exactamente un día, tendría que ser causado por un poder superior.
Independientemente de la cantidad de tiempo empleado, el descubrimiento de un período “desaparecido” de tiempo sigue siendo inverosímil. Si el sol de hecho se hubiera detenido por un día hace miles de años, no tendríamos ninguna forma de determinar este hecho a través de observaciones astronómicas. No tenemos ningún marco de referencia, ningún calendario cósmico o reloj maestro para comprobar si estamos en rojo en el Banco del Tiempo. El concepto descrito aquí sería como darle a alguien un reloj que no funciona y pedirle que determinara cuánto tiempo había transcurrido desde que el reloj dejó de funcionar. Se podría señalar la posición de las manos en el dial y hacer una conjetura razonable acerca de a qué hora del día el reloj dejó de funcionar, pero sin saber si era por la mañana o por la tarde, y sin saber la fecha del calendario en que se detuvo, uno no podría hacer ninguna estimación razonable acerca de cuánto tiempo hace que el reloj se detuvo.
Incluso los supuestos motivos por los que los científicos realizaron los cálculos descritos en esta leyenda no tienen mucho sentido. No necesitamos saber acerca de cualquier “tiempo perdido” en el pasado con el fin de poder lanzar una nave espacial en la actualidad. Incluso si el sol realmente se detuvo por un día, eso no tendría absolutamente ningún efecto en donde el sol, la luna, o los otros planetas van a estar cien o mil años a partir de ahora. Si ponemos una nueva batería en el reloj que dejó de funcionar, todo lo que tenemos que hacer para que marche otra vez es establecer la hora correcta; no necesitamos determinar la cantidad de tiempo que el reloj “perdió”, mientras no estaba funcionando para estar seguro de que va a mostrar la hora correcta en el futuro.
El atractivo de esta leyenda no es difícil de ver: la historia confirma no sólo la existencia de Dios, sino también la verdad literal de la Biblia. Por otra parte, se enfrenta a los científicos contra los creyentes, y los creyentes salen victorioso y los científicos ateos (podemos suponer) fueron vencidos por la misma ciencia que habían sostenido por tanto tiempo y con tanta fuerza. David (en la forma del creyente de corazón puro) vence al Goliat de la Ciencia que continuamente pide pruebas independientes y verificables del Todopoderoso, y por fin los fieles son capaces de entregar en bandeja de plata lo que se les ha pedido.
Para aquellos que han entregado su corazón a Dios y a su Santa Palabra, esta es una leyenda profundamente satisfactoria. La fe es, después de todo, la firme creencia en algo que no puede necesariamente probarse, una cualidad que puede dejar a los creyentes insatisfechos (especialmente a aquellos que se encuentran en medio de los no creyentes). Por más firme que sea su certeza, no pueden demostrar lo correcto que su camino es a los que se mofan de sus convicciones. Y esta es una pesada carga. Una leyenda como la del “día faltante” habla directamente a los corazones de aquellos que anhelan un poco de reivindicación en esta vida. Tener la razón no siempre es suficiente: a veces lo que uno más anhela es el dulce reconocimiento de los demás.
Ese reconocimiento, y esa satisfacción, es lo que esta leyenda ofrece. No es de extrañarse que esta historia se haya conservado de generación en generación y resistido los estragos de innumerables refutaciones. No obstante, sus detalles de hecho son incorrectos, los procesos científicos que describe son dudosos, y la premisa de un “día perdido” depende de interpretaciones de las Escrituras muy selectivas y cuestionables.
Pero la autenticidad importa poco: nuestra disposición a aceptar leyendas depende mucho más en si afirma conceptos en los que creemos que en si es verdadera o no. Si el sol realmente se detuvo por un día, la mejor evidencia que poseeríamos serían los testimonios de personas que lo vieron pasar. Eso es lo que la Biblia dice ofrecer. Algunas personas lo aceptan como prueba suficiente y otras no.
¿Por qué? Tal vez porque Dios está asociado con el equilibrio y la perfección, y cualquier proceso natural que aparece ordenado a menudo se le atribuye a Dios. Si los científicos descubren una evidencia de una intervención celestial en la que se “perdieron” 23 horas y 18 minutos, se podrían tomar como alguna casualidad aleatoria del cosmos, pero si el período “desaparecido” es exactamente un día, tendría que ser causado por un poder superior.
Independientemente de la cantidad de tiempo empleado, el descubrimiento de un período “desaparecido” de tiempo sigue siendo inverosímil. Si el sol de hecho se hubiera detenido por un día hace miles de años, no tendríamos ninguna forma de determinar este hecho a través de observaciones astronómicas. No tenemos ningún marco de referencia, ningún calendario cósmico o reloj maestro para comprobar si estamos en rojo en el Banco del Tiempo. El concepto descrito aquí sería como darle a alguien un reloj que no funciona y pedirle que determinara cuánto tiempo había transcurrido desde que el reloj dejó de funcionar. Se podría señalar la posición de las manos en el dial y hacer una conjetura razonable acerca de a qué hora del día el reloj dejó de funcionar, pero sin saber si era por la mañana o por la tarde, y sin saber la fecha del calendario en que se detuvo, uno no podría hacer ninguna estimación razonable acerca de cuánto tiempo hace que el reloj se detuvo.
Incluso los supuestos motivos por los que los científicos realizaron los cálculos descritos en esta leyenda no tienen mucho sentido. No necesitamos saber acerca de cualquier “tiempo perdido” en el pasado con el fin de poder lanzar una nave espacial en la actualidad. Incluso si el sol realmente se detuvo por un día, eso no tendría absolutamente ningún efecto en donde el sol, la luna, o los otros planetas van a estar cien o mil años a partir de ahora. Si ponemos una nueva batería en el reloj que dejó de funcionar, todo lo que tenemos que hacer para que marche otra vez es establecer la hora correcta; no necesitamos determinar la cantidad de tiempo que el reloj “perdió”, mientras no estaba funcionando para estar seguro de que va a mostrar la hora correcta en el futuro.
El atractivo de esta leyenda no es difícil de ver: la historia confirma no sólo la existencia de Dios, sino también la verdad literal de la Biblia. Por otra parte, se enfrenta a los científicos contra los creyentes, y los creyentes salen victorioso y los científicos ateos (podemos suponer) fueron vencidos por la misma ciencia que habían sostenido por tanto tiempo y con tanta fuerza. David (en la forma del creyente de corazón puro) vence al Goliat de la Ciencia que continuamente pide pruebas independientes y verificables del Todopoderoso, y por fin los fieles son capaces de entregar en bandeja de plata lo que se les ha pedido.
Para aquellos que han entregado su corazón a Dios y a su Santa Palabra, esta es una leyenda profundamente satisfactoria. La fe es, después de todo, la firme creencia en algo que no puede necesariamente probarse, una cualidad que puede dejar a los creyentes insatisfechos (especialmente a aquellos que se encuentran en medio de los no creyentes). Por más firme que sea su certeza, no pueden demostrar lo correcto que su camino es a los que se mofan de sus convicciones. Y esta es una pesada carga. Una leyenda como la del “día faltante” habla directamente a los corazones de aquellos que anhelan un poco de reivindicación en esta vida. Tener la razón no siempre es suficiente: a veces lo que uno más anhela es el dulce reconocimiento de los demás.
Ese reconocimiento, y esa satisfacción, es lo que esta leyenda ofrece. No es de extrañarse que esta historia se haya conservado de generación en generación y resistido los estragos de innumerables refutaciones. No obstante, sus detalles de hecho son incorrectos, los procesos científicos que describe son dudosos, y la premisa de un “día perdido” depende de interpretaciones de las Escrituras muy selectivas y cuestionables.
Pero la autenticidad importa poco: nuestra disposición a aceptar leyendas depende mucho más en si afirma conceptos en los que creemos que en si es verdadera o no. Si el sol realmente se detuvo por un día, la mejor evidencia que poseeríamos serían los testimonios de personas que lo vieron pasar. Eso es lo que la Biblia dice ofrecer. Algunas personas lo aceptan como prueba suficiente y otras no.
A la luz de todo esto, amigo creyente, no importa si decides creer en fantasías sin fundamento, pero por favor, no sigas usando "argumentos" como éste para inocular eso que decidiste creer en otros.
Si para los cristianos es el año que aparece en el margen izquierdo de su pc. Que año es para ustedes Ateos?
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