Mi buen amigo Manuel, de Pesquisas mormonas, me ha enviado un interesante punto de vista sobre el tema.
Cuando yo tenía 12 años, me bauticé en la iglesia mormona. Fui el único en mi familia. Mi mamá decía que cuando dejara de fumar iba a bautizarse, de otra manera estaría siendo hipócrita, pero en realidad nunca siquiera trató de dejar de fumar. Cuando una compañera de trabajo le dijo que el cigarrillo la iba a matar, mi mamá decidió hacerse un estudio para mostrarle a todo el mundo que el cigarrillo no le hacía nada; pero, para su sorpresa, la radiografía mostró una masa en el pulmón. En seguida se hizo más estudios y los doctores comprobaron que tenía cáncer de y que necesitaban operar urgentemente para removerlo.
Mi mamá se preparó como nunca para la operación. Inmediatamente dejó de fumar, fue a un curandero en el medio de las sierras, les pidió una bendición de salud a los misioneros mormones, y cuando se realizó la operación, no encontraron nada. Vieron un agujero en el pulmón, lo cual debía de cerrarse inmediatamente, pero aparte de eso, el cáncer había desaparecido por completo.
Por supuesto que todos los amigos y familiares de mi mamá lo consideraron un milagro. Poco después de esto, mi mamá empezó a tomar las charlas de los misioneros y se bautizó. Yo mismo lo consideré un milagro por años y lo usé en mi misión como una de esas historias de lo que Dios hace para asegurarse que la gente pueda unirse a la iglesia.
Hoy lo veo diferente. Los falsos positivos en los exámenes de cáncer son muy comunes. El 60% de los resultados positivos de cáncer para hombres y el 49% para las mujeres son incorrectos. Es decir, los estudios dicen que estas personas tienen cáncer, pero en realidad no. No estoy diciendo que Dios no haya curado a mi mamá (o el curandero, quien sabe), pero ahora hay otra explicación que es mucho más probable.
Y eso es lo curioso de los milagros. Dios generalmente hace milagros que pueden explicarse de otra manera, mientras que milagros que no podrían tener otra explicación son inexistentes. Por ejemplo, la situación del cáncer de mi mamá puede interpretarse como un milagro o como un error de los médicos. De hecho, no hay milagros de los que haya oído que no puedan explicarse por medios naturales. Por el otro lado, nunca he oído de una persona que perdiera un brazo o una pierna y que se le haya vuelto a crecer gracias a la oración. Ese tipo de milagros son absolutamente inexistentes. Lo más parecido que he visto es una serie de videos en YouTube en la que pastores evangélicos “milagrosamente” hacen que un par de piernas o de brazos de diferentes largo (siempre son menos de cinco centímetros de diferencia) milagrosamente se curen gracias a la oración del pastor. Estos videos son tan obviamente falsos que da vergüenza ajena mirarlos.
Ser pastor es un negocio increíblemente remunerativo. Muchísimos pastores viven en lujo mientras sus feligreses pasan hambre. Algunos, como el billonario Edir Macedo, pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, se aprovecha de sus miles de seguidores diciéndoles que mientras más den a la iglesia, encima del diezmo que deben pagar, más bendiciones van a recibir. Yo conocí a una mujer en mi ciudad natal en Argentina que había sido miembro de esta secta, y a pesar de que vivía en un rancho de barro con piso de tierra, ella le daba todo el dinero que podía a la iglesia, porque esperaba las bendiciones prometidas. Años después, cuando los milagros nunca llegaron, decidió abandonar la fe en esa religión.
Cuando la gente tiene este tipo de fe ciega, está dispuesta a hacer lo que sea para poder reganar su salud. En el caso de mi mamá, la bendición de los misioneros mormones fue gratis, pero el curandero le cobró tanto que tuvieron que sacar un préstamo para poder pagarle. Otros pastores hacen milagros ya sea por dinero o para impresionar a la gente para que donen más.
“Pero Manuel”, podría uno preguntarme, “¿qué te molesta si alguien cree en milagros y le da esperanza y hace que su vida sea mejor como resultado?” Este es el problema:
Ser pastor es un negocio increíblemente remunerativo. Muchísimos pastores viven en lujo mientras sus feligreses pasan hambre. Algunos, como el billonario Edir Macedo, pastor de la Iglesia Universal del Reino de Dios, se aprovecha de sus miles de seguidores diciéndoles que mientras más den a la iglesia, encima del diezmo que deben pagar, más bendiciones van a recibir. Yo conocí a una mujer en mi ciudad natal en Argentina que había sido miembro de esta secta, y a pesar de que vivía en un rancho de barro con piso de tierra, ella le daba todo el dinero que podía a la iglesia, porque esperaba las bendiciones prometidas. Años después, cuando los milagros nunca llegaron, decidió abandonar la fe en esa religión.
Cuando la gente tiene este tipo de fe ciega, está dispuesta a hacer lo que sea para poder reganar su salud. En el caso de mi mamá, la bendición de los misioneros mormones fue gratis, pero el curandero le cobró tanto que tuvieron que sacar un préstamo para poder pagarle. Otros pastores hacen milagros ya sea por dinero o para impresionar a la gente para que donen más.
No solamente eso, sino que cuando alguien cree ciegamente en los milagros, entonces está dispuesto a buscar soluciones para sus problemas en alguna religión en vez de ir al hospital. Para dar un ejemplo, Herbert y Catherine Schaible, de Filadelfia, EEUU, fueron encontrados culpables de asesinato de tercer grado después de dejar que su hijo de 2 años, y luego otro de 7 meses, murieran de deshidratación y neumonía al orar por ellos en vez de buscar atención médica.
Este tipo de fe tiene consecuencias reales. En todos los casos que he conocido, ha empeorado la vida de las personas, quienes, en vez de buscar soluciones reales a los problemas que se les presentan, ya sea de salud, monetarios, o de lo que sea, prefieren creer en respuestas supernaturales que nunca, pero nunca se materializan, mientras que los pastores siguen comprando mansiones y aviones privados. Por eso.
Luego de leer la explicación de mi amigo Manuel, recordé sucesos similares dentro de mi familia, donde un supuesto milagro causó que se desviara el curso de muchas vidas, creyendo en un milagro inexistente y desenfocando la vista de la verdadera curación de esa persona, quien luego de un largo tratamiento médico pudo superar la enfermedad.
También encontré una respuesta de un creyente sobre el título de ésta publicación, ¿Por qué Dios no Sana a los Amputados?, la cual me ha dejado anonadado.
"Pero una cosa está científicamente segura, cuando una parte del cuerpo es amputada, no hay ningún proceso para que esta pueda regenerarse. Esto es conocido hasta por los principales estudiantes de medicina. Por lo tanto, ningún Cristiano educado e inteligente pedirá al Dios Cristiano, que ordenó todo en su lugar apropiado, un milagro para restaurar la parte amputada de su cuerpo. Hay muchos casos de piernas a punto de ser amputadas que fueron milagrosamente curadas. [...]. Estos pacientes habían agotado todas las formas tradicionales de la terapia y ellos habían sido todos ordenados para la amputación quirúrgica...". -- Una Respuesta Bíblicamente Pertinente a una Pregunta
Al parecer el redactor de ésta "respuesta bíblicamente pertinente", cree en un Dios "todopoderoso" que no puede hacer algo, ¿no es ésto confuso y contradictorio? Se supondría que siendo omnipotente, sería "pan comido" para él restaurar una mano cercenada, o cuando menos un dedo, pero parece que es "científicamente" imposible que Dios sea omnipotente.
Aunque el relato de Lucas 22: 50-51, donde Jesús restaura la oreja de Malco, siervo del sumo Sacerdote, que había sido cortada por Pedro, contradice por completo esta respuesta.
Cada vez me sorprendo más del nivel de disonancia que se debe tener para ser creyente.
Aunque el relato de Lucas 22: 50-51, donde Jesús restaura la oreja de Malco, siervo del sumo Sacerdote, que había sido cortada por Pedro, contradice por completo esta respuesta.
Cada vez me sorprendo más del nivel de disonancia que se debe tener para ser creyente.
En mi opinión, es necesario como humanidad dejar de creer en cosas sin fundamento y sin peso argumentativo demostrable, no digo que la gente deba dejar de creer en Dios si es lo que les ayuda a vivir mejor, se puede creer en cosas sin caer en el fanatismo y en la falta de raciocinio (aunque no veo como se puede usar la razón y creer en seres mágicos, pero hay quienes si lo ven), así a los comerciantes de la fe les tocaría dedicarse a otra cosa. El hombre debe dar un paso hacia adelante en su deseo de evolucionar, no puede estar estancado o aletargado, pues en esa condición es presa fácil de los depredadores de la fe.
Curiosamente, en los países donde hay más abandono estatal, y las políticas sociales son más excluyentes, la fe es más afianzada, parecería que la falta de mejores políticas e inversión en salud pública, es reemplazada por "fe en curaciones milagrosas", o la educación de calidad, sea usurpada por la carencia de ciencia en las escuelas públicas, todo en un intento por darle al pueblo "paños de agua tibia" para curar una enfermedad terminal. No nos asombra entonces que los países que se hacen llamar "estados seculares" en el papel, no generen verdaderas políticas despegadas de la religión.
Esa explicación de por qué Dios no cura a los amputados es absolutamente ridícula. Jesús supuestamente hizo que la oreja de un centurión volviera a crecer, así que tal vez Dios no tiene ganas de curar al resto.
ResponderBorrarTal cual.
BorrarQue Dios no los Cure no significa que no pueda hacerlo
ResponderBorrarentonces por que no lo hace? Acaso le gusta el sufrimiento humano? "Está dispuesto Dios a prevenir la maldad, pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿Puede hacerlo, pero no está dispuesto? Entonces es malévolo. ¿Es capaz y además está dispuesto? Entonces, ¿De dónde proviene la maldad? ¿No es él capaz ni tampoco está dispuesto? Entonces, ¿Por qué llamarlo Dios?" —Epicuro, (341-270 aEC) filósofo griego
BorrarExcelente nota, acuerdo plenamente. Saludos desde Neuquén, Argentina.
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