sábado, 30 de abril de 2016

¿El Éxodo Realmente Sucedió?, Una Perspectiva Interesante



El siguiente artículo señala puntos muy interesantes sobre la forma en que la arqueología desmiente ciertos aspéctos bíblicos que eran/son creídos como hechos históricos literales por muchos. A pesar de que su autor es creyente, sus puntos de vista son basados en la realidad científica, que aunque desmiente sus posibles anteriores creencias, no la ve como argumento suficiente para que algunos abandonen su fe.




A pesar de que yo (el Libre Pensador) soy un no creyente (Ateo), no hago oposición a quienes encuentran en la fe una fuente de inspiración y unidad con sus semejantes, medio ambiente, fauna y universo en general (Siempre que dicha fe no coarte libertades ni intervenga en los gobiernos). Sin embargo, hay quienes aseguran que la fe necesariamente debe estar sustentada con evidencias científicas, a pesar de que las tales no hayan sido encontradas, dejando abierta la puerta de una búsqueda hacia un futuro indefinido; e inclusive, hay quienes van más allá, y en un esfuerzo por darle soporte a sus creencias, niegan u omiten la realidad empírica actualmente conocida sobre sus postulados, asegurando que la biblia es un libro completamente fidedigno, pues de aceptar lo contrario, su fe se vendría abajo.

A pesar de quienes así piensan, que generalmente pertenecen a la rama más literalistas de los creyentes, existe otro tipo de creyentes, aquellos que logran hacer una unidad entre la realidad científica y la fe, encontrando en sus libros religiosos sagrados, la Biblia, la Torá, el Corán, el Libro de Mormón, etc., una fuente de inspiración netamente alegórica, por lo que su cosmovisión es mucho más inclusiva y su exégesis mucho más interesante e inspiradora, haciendo, por ejemplo, que Jonás y el Gran Pez simbolicen la corrección del camino equivocado en la vida con el subsecuente arribo a buen puerto (el logro de las metas), y no un hombre real siendo engullido por un pez descomunal real, algo que escapa completamente de la lógica.

El siguiente es uno de esos puntos de vista que logran unificar a la ciencia con la fe, dando a cada una el lugar que les corresponde, la ciencia como medio de entender la verdad del universo, y la fe como fuente de inspiración espiritual alegórica y enriquecedora del ser.


Del original en Inglés ¿Did the Exodus Really Happen? Traducido por su servidor.

Hace tres años en la Pascua, le expliqué a mi congregación que según los arqueólogos, no había pruebas fiables de que el Éxodo hubiera tenido lugar - y que es casi seguro que no tuvo lugar en la forma en que la Biblia lo relata. Por último, subrayé: Que no importaba.

Algunos argumentan que no hay evidencia para respaldar mi afirmación. Infinitamente se me reiteró el mantra "ausencia de evidencia no significa evidencia de ausencia". En otras palabras, el hecho de que nunca hemos encontrado una sola prueba en el Sinaí no significa que los israelitas no estuvieron allí.


Esto es nominalmente cierto. Hemos encontrado evidencia en el Sinaí de otros pueblos anteriores a los hijos de Israel, y si bien es improbable que 600.000 hombres cruzaron el desierto hace 2.500 años sin dejar un fragmento de cerámica o de escultura Hebrea, no es imposible. (Junto con las mujeres y los niños, lo que haría un par de millones, que en realidad podrían llenar la distancia entre Egipto e Israel estando parados en línea.) Un rabino me citó la tradición mística de que una tribu se dispuso a limpiar todo rastro, lo cual al menos demuestra el malestar de la tradición Judía con la preter-naturalmente limpia pizarra de Sinaí.

Sin embargo, las conclusiones arqueológicas no se basan principalmente en la ausencia de evidencia en Sinaí. Por el contrario, se basan en el estudio de los patrones de asentamiento en el propio Israel. Las encuestas de antiguos asentamientos - restos de cerámica y así sucesivamente - dejan claro que simplemente no había gran afluencia de personas en todo el tiempo del Éxodo (dado variablemente como entre el 1.500-1.200 A.C.). Por lo tanto, no es la errancia, sino la llegada la que nos alerta sobre el hecho de que el Éxodo bíblico no es una representación literal. En Israel en ese momento, no hubo un cambio repentino realizado en el tipo o volumen de la cerámica. (Si la gente de repente llegó después de cientos de años de Egipto, sus vasos y platos se verían muy diferentes de los cananeos nativos.) No hubo una explosión demográfica. La mayoría de los arqueólogos concluyen que los israelitas vivieron en gran medida en Canaán durante generaciones, en vez de salir y después emigrar de nuevo a Canaán. Algunas personas tendenciosamente agarran mis palabras y las usan para negar que los israelíes de hoy en día tienen el derecho a sus tierras. Esto es equivalente a decir: "No soy dueño de mi casa porque siempre he vivido en ella", en lugar de haberme mudado del pueblo más cercano. Si los hijos de Israel crecieron entre los antiguos cananeos, tienen un reclamo histórica irrefutable. Ellos han estado allí durante más tiempo de lo que la historia registra.

La probabilidad es, dada la tradición, que habían algunos israelitas esclavizados que salieron de Egipto y se unió a sus hermanos en Canaán. Este parece un escenario más probable, uno hermosa que esté de acuerdo con las corrientes más profundas de la tradición bíblica. El Éxodo fue un evento muy pequeño a escala con uno grande, que cambia las consecuencias en el mundo.


Algunas personas se sorprenden, incluso se molestan, por estos puntos de vista. Sin embargo, estos no son nuevos; tales puntos de vista han sido un elemento básico de la erudición, que aparece incluso en las revistas populares desde hace muchos años. No es la piedad, sino la timidez que impide a muchos rabinos expresar lo que han entendido desde hace tiempo como verdad. Como un erudito que me dio la razón impresa al decirme en privado durante el almuerzo, "Por supuesto que lo que dices es cierto, pero no hay que decirlo públicamente". En otras palabras, decir la verdad, pero no cuando demasiadas personas estén escuchando.

Hay tres razones principales por las que es importante hablar de esto:

1. Una tradición no puede hacer una afirmación histórica y luego negarse a permitir ser evaluada por la historia. No es una afirmación histórica que Dios nos creó y nos cuida. Que un cierto número de personas cruzó un desierto en particular en un momento determinado en el pasado, después de haber sido esclavizados y liberados, es una afirmación histórica, y uno no puede luego gritar "injusto" cuando los historiadores lo evaluan.

Durante más de un siglo lingüistas, arqueólogos, historiadores y estudiosos de la Biblia han estado buscando en la Biblia de una nueva forma. Ellos entienden que gran parte de ella es un producto de la historia; cuántas historias fueron compartidas con otras culturas cuyos idiomas e historias acabamos de llegar a entender. Ahora podemos apreciar cómo el enorme lienzo de la Biblia muestra diferentes niveles de la lengua Hebrea, como era de esperarse de una obra que se desarrolló con el tiempo. La mayoría de las personas no son conscientes de que hay diferentes manuscritos de la Biblia, que muestran una "transmisión de la historia" - es decir, un recopilado y variación constantes. Nuestros primeros manuscritos completos de la Biblia son sólo de 1.000 años de antigüedad. Incluso el Talmud (terminado hace unos mil quinientos años), a veces cita versos de forma diferente de como los tenemos.

Que la mano de Dios está en la Biblia es uno de los pilares de la creencia de muchos, incluido yo mismo. El que las manos humanas estén ahí no va en detrimento de su santidad, sino que nos recuerda que Dios y los seres humanos son socios en este mundo de maneras que no conocemos, cuando por primera vez aprendemos las lecciones de la Biblia, ni siquiera lo imaginamos.

2. La verdad no debe asustar a aquel cuya fe es firme. A medida que el rabino ortodoxo israelí y estudioso Mardoqueo Breuer escribe: "Incapaces de soportar la contradicción (entre la fe y los estudios bíblicos modernos) la mayoría de los hombres de fe conscientemente evitan los estudios bíblicos con el fin de salvaguardar su creencia tradicional". Los que sostienen que las personas nunca deben explorar estas preguntas tienen nociones muy circunscritas de por qué Dios nos dio cerebros. El Talmud declara de modo contundente: "El sello de Dios es la verdad" (Shabat 55a).


3. Saber que el Éxodo no es un relato histórico literal en última instancia no cambia nuestra conexión con los demás o con Dios. La fe no esté fundada en la división de los mares. Durante el Seder de Pesaj declaramos: "En cada generación, cada persona debe verse a sí misma como si él (o ella) salió de Egipto". El mensaje no depende de si 3 o 3 millones de individuos salieron.

En un libro que explica la manera en que los escolares ortodoxos consideran la Torá, el rabino Shlomo Carmy escribe que él siempre estaba preocupado por la omisión de la salida de Egipto en el libro de las Crónicas. ¿Por qué el último libro de la Biblia Hebrea elude esta historia central? Su respuesta está en una profecía de Jeremías (16: 14-15) que un día la liberación de la cautividad de Babilonia será más importante que la liberación de Egipto. La historia dará paso al mesianismo. En el futuro se omitirá el relato del éxodo, porque no es lo específico de la historia, sino que el tema de la liberación y del cuidado providencial de Dios es el centro teológico.

La Torá no es un libro que nos dirige a la exactitud histórica, sino más bien a la verdad. La historia del Éxodo vive en nosotros. De pie en el Seder de Pesaj, veo en el ojo de mi mente a los israelitas marchando de Egipto, los milagros en el mar, y la columna de fuego llevándolos a través de la terrible noche. Siento una enorme gratitud a Dios. Pues aunque no podemos saber exactamente cómo Dios ha salvado a nuestro pueblo, hemos sido salvados. A pesar de las probabilidades inimaginables y la oposición, el pueblo judío ha visto una nación tras otra enterrada bajo los escombros de la historia, mientras que nuestra nación vive. Aquí es donde la arqueología, la historia, la erudición y la escritura se encuentran: Am Yisrael Chin, la nación de Israel se mantiene viva.

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