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sábado, 12 de diciembre de 2015

"El Velo se Cierra" y El Mormonismo Busca Aceptación



Tras la muerte de José Smith, la iglesia se sumerge en un "silencio celestial", y la que otrora fue una organización con una doctrina y teología fluctuante y evolutiva, ahora se sumerge en un empeño cuasi fanático por recibir aceptación, dejando de lado "viejas mañas". 

Continuación del ensayo del Licenciado 
Cesar Ceriani Cernadas, donde magistralmente nos enseña la forma en que el mormonismo tuvo que dar pasos de cambio para no verse sometido al desprecio y la demonización, demostrando que la evolución doctrinal y teológica es posible, a pesar de adjudicarse una inerrancia en esos campos. Ejemplos tan claros como el abandono de la práctica polígama y la exclusión de la raza negra en su sacerdocio y ordenanzas principales, nos impulsan a pensar que sus posturas machistas, misóginas y homofóbicas, también pueden dar un paso hacia el progreso.

Consideraciones Finales: "El Velo Tiene Que Cerrarse"


El asesinato del profeta el 26 de junio de 1844, y el consiguiente destierro forzado de Nauvoo dan inicio a la segunda gran etapa del mormonismo, liderada por Brigham Young. A la potente imaginación creadora de religión de José Smith le sobreviene la enorme capacidad organizativa y pragmática de Brigham Young, con la fundación de Salt Lake City y el inicio de la progresiva expansión de la IJSUD. La cosmología y teología mormona edificada por Smith abrevó, como sintéticamente se ha puesto de manifiesto, en diversas y heterodoxas tradiciones religiosas, para Ilegar a conformar una particular síntesis de gnosis, hermetismo-cabalístico y restauracionismo mesianíco-milenarista. Las enseñanzas y autoridad del profeta no fueron, ni lo son, olvidadas o renegadas, pero su martirio puso fin a las constantes innovaciones religiosas sobre los misterios de la divinidad y los poderes ocultos del sacerdocio. Pese a esto, Brigham Young y otros líderes mormones (como los hermanos Orson y Parley Pratt) continuaron de diversas maneras dando cuenta de una visión hermética del mundo, aunque encaminándose cada vez más hacia un proceso de cristalización doctrinal.

El punto álgido de la especulación religiosa de Young viene dado por su concepto del Adán-Dios. No se conoce certeramente el origen de esta creencia en el pensamiento del nuevo profeta, aunque el propio Brigham dice haberlas recibido del mismísimo José Smith [1]. Lo cierto es que en Abril de 1852, con ya cinco años de asentamiento en Salt Lake City, el presidente Young da a conocer su original reinterpretación del Adan-Kadmón de la Cábala, el "hombre prototípico (...) que participa en cuanto creador de su creación"[2]:

"Cuando nuestro Padre Adán entra al jardín del Edén, el entra con un cuerpo celestial, y trajo a Eva, una de sus esposas, con él. El ayuda a hacer y organizar este mundo. El es Miguel, el Arcángel, ¡EL ANCIANO DE LOS DÍAS! Acerca del cual los hombres santos han escrito y hablado -El es nuestro PADRE y nuestro DIOS, y el único Dios con el que nosotros debemos cumplir. (Mayúsculas en original)".[3]
En versiones posteriores, Young sugirió que Adán-Miguel era hijo y nieto de los dioses mayores, Elohim y Jehová, cada uno con muchas esposas o "reinas" [4]. Más allá de estas refiguraciones la doctrina del Adán-Dios de Young solo tuvo su rango de influencia durante la vida del profeta, siendo totalmente abandonada luego de la muerte del mismo [5].

La cosmología mormona llegaba así al punto culminante de su fermento hermético, y poco a poco comenzará un repliegue doctrinal en donde la comunicación con la divinidad y el develamiento de sus secretos serán ocluidos. La "rutinización del carisma" hace su inevitable aparición, y el propósito subsiguiente de los mormones será pues edificar la Nueva Sión y atender sus "asuntos terrenales", dejando los misterios a un lado. En un discurso de Julio de 1874, el profeta Young declara en forma paradigmática este paso de una visión místico-esotérica del mundo a una visión pragmática contingente del mismo:

¿Porqué no podemos conversar con su espíritu? No es razonable que lo hagan, no es justo que lo hagan; si ustedes tuvieran ese privilegio, quizás entonces llegarían a despojarse de la razón misma de su propósito en la vida y tendrían que someterse a la misma prueba de su fe (...) Las cosas están bien así; el velo tiene que cerrarse; que no veamos a Dios, que no veamos ángeles y que no podamos conversar con ellos, excepto por medio de una obediencia estricta a sus requisitos y por la fe en Jesucristo.[6]
Desde 1890 hasta el presente la IJSUD ha buscado integrarse a la sociedad norteamericana, limpiando progresivamente esa imagen estigmatizada de oscura secta antinómica con extrañas creencias e inicuas prácticas sexuales. Este proceso de "americanización" - según las citadas palabras de Mauss [7] - no solo se expreso en términos políticos y económicos, sino también, y conjuntamente, en términos teológicos y axiológicos. En respuesta a esa imagen demonizada, construida principalmente por el protestantismo evangélico norteamericano, los mormones han acomodado su teología y valores hacia aquellos que precisamente profesan sus oponentes. De modo especial, las connotaciones mágicas y herméticas de sus raíces cosmológicas han sido dejadas de lado y explícitamente rechazadas, en aras de lograr una definida respetabilidad externa. Esta "re-cristianización" del mormonismo, que ya lleva más de un siglo, se ha volcado hacia una teología cristocéntrica ciertamente emparentada a los valores del "protestantismo ascético intramundano", según la clásica caracterización de Weber [8]. La retórica de la iglesia acentuará tópicos como la importancia del trabajo, la familia y la conducta honesta y obediente, a medida que declinan temas como la llegada del milenio y los misterios del Reino de Dios. Tal vez de modo especial el progresivo reforzamiento del código de salud mormón - que tiene su origen en la Palabra de Sabiduría que Smith revela hacia mediados de 1830 - con las prohibiciones de ingerir tabaco, alcohol, té y café ayudaron en cierta forma a reducir tensiones con el protestantismo evangélico. El cambio en los ritos de "investidura" del templo, acaecido en 1991, en aras de depurar todo contenido masónico de los mismos, pone también en evidencia el deseo de limar diferencias con el campo evangélico. Asimismo, la repercusión del develamiento de estas raíces "olvidadas" de la cosmología mormona tuvo implicancias políticas en lo que constituyó la última avanzada ortodoxa en la Brigham Young University (BYU). Hacia 1993 el historiador D. Michael Quinn, autor de la obra seminal sobre las raíces esotéricas del primer mormonismo [9], y profesor y director del programa de graduación en Historia de la BYU, fue formalmente acusado de "apostasía" (herejía) debido a sus escritos históricos y consecuentemente excomulgado de la iglesia.[10]

Resta aún, en esta breve sinopsis histórica del hermetismo mormón, tratar de responder esa pregunta inicial acerca de qué perdura en la actual cosmología y teología mormona de aquella religión hermética de José Smith y los primeros mormones. En una investigación en curso que vengo desarrollando sobre el mormonismo en Argentina, busco indagar - entre varias otras cuestiones - como se manifiesta esta "gnosis mormona", tanto en la creencia como en la práctica de los miembros de la iglesia. Tomando en consideración el estado aún incipiente de la investigación, creo propicio aventurarme solo en dos posibles referencias sobre estas "supervivencias esotéricas" del mormonismo:


1) El templo, sus ritos y diacríticos: la figura de Templo continúa demarcando con precisión el carácter diádico de exoterismo / esoterismo que se fusionan en el mormonismo: por un lado, su carácter de religión "positiva", abierta a todos sin distinción y conspicuamente proselitista; por otro lado, los ritos e investiduras sagradas que se imparten en el templo, solo accesible a algunos mormones. Solo aquellos miembros activos que cumplan con los llamamientos [11] y las normas de la iglesia pueden acceder a la categoría de miembro digno, y obtener así una carta de recomendación del Obispo de la Capilla pertinente para poder realizar la visita al Templo y efectuar los rituales específicos. A los ritos públicos accesibles a todo miembro o investigador [12], como la Santa Cena en la Reunión Sacramental o el Bautismo, que se efectúan en las capillas barriales, se ubican estos ritos secretos realizados en el templo y solo accesibles a aquellos miembros dignos. En relación a mi experiencia etnográfica, luego de participar en una Reunión Sacramental en una Capilla del barrio de Caballito - en la Ciudad de Buenos Aires -, donde se informó a la membresía sobre una próxima visita al Templo, le pregunté a la mujer del Obispo si podría ir al templo con el contingente del barrio. Obviamente, su respuesta fue negativa, aunque me aclaró que "no es que haya algo raro o misterioso, sino que solo algunos miembros pueden ir". Mi calidad de no miembro mormón imposibilita de lleno alguna observación participante de los rituales que se efectúan en los templos mormones. Más allá de esto, lo importante a resaltar es que esta división acerca de los que pueden y los que no pueden ingresar al templo da cuenta del carácter iniciático del mormonismo (con sus propias particularidades, por supuesto) donde sólo tras cumplir ciertas pruebas y deberes, tanto éticas como gnoseológicas, los miembros acceden al templo para efectuar ritos directamente vinculados con la salvación (propia y familiar) y, de modo especial, la exaltación hacia la perfección divina.

2) La idea del progreso constante y eterno: íntimamente relacionado con lo expresado acerca del templo y su sentido, se ubica uno de los tópicos que mayor trascendencia poseen en el discurso habitual de las prácticas religiosas mormonas, según he podido comprobar directamente a partir de mi experiencia de campo. La idea mormona del "progreso", fusiona asimismo una ideología ciertamente protestante, anclada en una rigurosa ética del trabajo y del desarrollo individual, con especulaciones de raigambre hermética sobre el progreso eterno en los distintos grados de gloria, hasta llegar a la suprema exaltación. Mientras participaba en un Curso 30 [13], en la ya referida Capilla, el Patriarca Yanone ofreció un interesante testimonio al respecto, afirmando a los participantes que: "Ustedes se están preparando para glorias celestiales (...) La Verdad existe en el poder del Sacerdocio y esta es la única iglesia que posee la autoridad divina para conferir el Sacerdocio (...) Uds. se están preparando para algo mayor". La vida terrenal es entonces considerada por la doctrina mormona como un lugar de preparación y progreso (en el trabajo, en el conocimiento, en la obediencia) y prerrequisito fundamental para la exaltación divina. Esta noción de progreso se articula asimismo al ya señalado carácter inicíatico del mormonismo, fusionando un proceso recíproco de superación individual y obediencia de las normas y valores mormónicos.

Estas estimaciones en base a mi experiencia etnográfica deben decididamente ampliarse y profundizarse, pero en cierto modo nos permiten sospechar que cierto imaginario hermético pervive solapadamente en los sustratos de la cosmología y cosmovisión mormona. Pero esta mera sospecha, no debe separarse de la certeza sobre la cristalización doctrinal e institucional que la IJSUD continúa efectuando desde hace ya cien años, buscando purgar de su historia toda conexión con el folklore mágico popular, las creencias esotéricas y el hermetismo renacentista que tanto influyeron en la imaginación religiosa de José Smith y los primeros mormones.



Notas:

1 BUERGER. the Adam-God Doctrine.

2 Gershom SCHOLEM, La Cabala y su simbolismo. p. 122.

3 Apud BROOKE, The Refiner's Fire, p. 276.

4 BUERGER, The Adam-God Doctrine.

5 BROOKE, The Refiner's Fire.

6 IJSUD. Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: Brigham Young, p. 293.

7 MAUSS, Refuge and Retrenchment, p. 25.

8 Max WEBER, Ensayos sobre Sociología de la Religión, v. 1.

9 La obra Early Mormonism and the Hagic World View se publicó por primera vez en 198Z 

10 QUINN, Early Mormonism and the Hagic World View

11 Designación nativa que designa los deberes y estatus que la jerarquía eclesiástica imparte a los miembros. La aceptación de los llamamientos es determinante, y muchas veces crítica, en la relación que los miembros mantiene con la organización y comunidad religiosa.

12 Otra interesante categoría nativa que, para sorpresa mía, nada tiene que ver con los científicos sociales sino con aquellas "buscadores" que andan conociendo la iglesia y, si el asunto prospera, comienzan a prepararse para el rito bautismal.

13 El Curso 30 constituye algo así como una "escuela dominical" especialmente preparada para neófitos e investigadores, es decir para aquellos miembros recién bautizados y para aquellos que están en vía de hacerlo.

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